domingo, 22 de enero de 2017

Vuelve al escenario

Llevaba años queriendo retomar la actividad de este blog. Ni siquiera recuerdo los motivos que me impulsaron a dejarlo. Hace prácticamente tres años cuando escribí la última entrada. Era sobre Un tranvía llamado deseo, lo recuerdo bien, yo estaba en una estancia Erasmus allí en Potsdam, cerca de Berlín. En uno de  mis paseos a la facultad, o mejor dicho, en uno de mis paseos a la biblioteca; encontré un ejemplar de la obra bastante antiguo. Siempre me ha gustado la historia que tiene un libro (tal vez pueda comentar en otro post algunas de las que he encontrado). El caso es que esta edición, encuadernada con una cubierta de piel rojiza, estaba sellada por la Armada de los Estados Unidos. Este dato me motivo mucho para su lectura, y de hecho, le conté la casualidad, o el encontronazo si se prefiere, a todo el mundo con el que mantenía una estrecha relación. Tus “frikadas” no interesan a nadie- me dije.

Bibliófilos créanme, hay libros que es mejor tener uno mismo. De hecho, si tuviera que enumerar brevemente las tres reglas del buen bibliófilo diría:
-No prestar (que no los devuelven)
-No rechazar (cualquier libro es bueno, si alguien te lo regala será… será por algo)
-No ordenarlos (¿para qué?, si vas a adquirir dos nuevos mañana de otra editorial y no vas a saber cómo ni dónde ponerlos)

Como puede apreciarse, parece que el autor de este blog tiene más inquietudes de las que debería. Es por eso que prácticamente en la misma fecha que escribí la última entrada de este blog empecé otro. Me sentía bastante solo en aquella época y parece que necesitaba mostrarme algo a mí mismo y a los demás, o al menos transformar todo el tiempo que gastaba de ocio en algo productivo. Si este blog trataba solo sobre teatro, el otro pretendía ser sobre videojuegos y literatura, también cine, aunque es cierto que no le echo tanto tiempo a ese hobby. Este es el enlace a aquél blog: http://alterminarelcafe.blogspot.com.es/. Realmente esto viene a que tuve la suerte de conocer a un psicólogo granadino el cual estaba muy metido en cultura. Él siempre decía que había que cultivar solo tres artes porque era imposible llevar al día más. Para él eran: la música, el cine y la literatura. Bien-me dije- los míos son: teatro, literatura y videojuegos. Ahora no es así, han pasado tres años. No juzguen.

Resumiendo, dos blogs, uno de literatura y tonterías varias para aprovechar el ocio y el otro sobre teatro, el cual tiene unos productivos intervalos temporales. Es cierto, antes de irme de Erasmus me dio muy fuerte por la lectura de obras teatrales, podía leerme una al día y hacer su correspondiente entrada. Eran de cualquier género o estilo, desde Dario Fo hasta Marlowe. Eso fue motivado tras un fracaso, podría decirse grupal. Varios compañeros de teatro junto conmigo intentábamos hacer teatro en Cádiz, la ciudad en la que vivo, y todo lo que había parecía sabernos a poco, al menos a mí, quien deseaba con locura hacer una obra: La Cantante Calva.

Justo antes de ir a mi estancia en Potsdam, reuní unos colegas con más o menos experiencia teatral y leímos la obra. Les encantó y decidimos montarla en cuanto volviera a España. Y así lo hicimos. Cree el grupo Esperando Teatro en Alemania, su email y su planteamiento ideológico y, extrañamente, el correo sigue apareciéndonos en alemán. Se estrenó el 30 de Mayo de 2014 y desde ese día no he parado de pensar en futuros proyectos teatrales para hacer con este grupo, el cual desde mi punto de vista, a veces tiene unas expectativas y unas pretensiones muy altas para ser teatro aficionado, pero creo que aprendemos mucho y nos lo pasamos muy bien. A nivel personal, y profesional el grupo nos ha enriquecido a muchos durante estos tres años en los que hemos montados cuatro obritas.

Recuerdo cual iba a ser mi próxima entrada para el blog: Una segunda entrada sobre La ópera de tres centavos o Die Dreigroschenoper. Motivado por contar mi experiencia de cuando fui a la cuarta fila de butacas del Berliner Essemble, el teatro de Brecht, para ver esta obra dirigida por Bob Wilson, ni siquiera sabía que lo que estaba presenciando estaba tan reconocido, no sabía quién era el director, ni los actores ni nada. Solo sabía que quería ver la obra en ese teatro y sinceramente fue un verdadero choque de emociones, incluso teniendo en cuenta que la obra estaba en alemán. Me pasó un poco como a Juan Mayorga cuando presenció aquella producción coreana. Cuando llegué a casa me senté en el ordenador, procuré escribirle una entrada, quería contar lo que había visto, las sensaciones que había tenido, lo inverosímil que era la iluminación, las formas imposibles de la escenografía, la clara imagen de la sombra de una persona, quería describir cómo era el teatro, por dónde me perdí en el descanso, cómo era las gorras de Brecht que vendían en la taquilla, cómo era el público e incluso le cambié el título al blog por haber podido estar en esas butacas. Simplemente no pude, no pude ni una palabra. Creo que me sentí solo por haber presenciado algo que para mí, en ese momento, fue la mejor obra que había visto en mi vida. Quería que la gente lo conociera, pero no le veía la utilidad. No me entenderían-me dije- y dejé verle utilidad al blog. El vídeo que os dejo es un poco..."piratilla"


Probablemente estas sean las causas por las que dejé este lugar de encuentro. Evidentemente jamás dejé la lectura de novelas de gasolinera, ni de obras dramáticas, tampoco los videojuegos (¡ahora hay videojuegos tratados como verdadero arte!). Tal vez el comienzo del otro blog me supuso demasiado tiempo. Tal vez dejé de leer obras de teatro que verdaderamente me llamaran la atención. Quizás el grupo de teatro me ha robado más tiempo del que esperaba en un principio. Puede que la obra de Bob Wilson me dejara desear una aspiración mayor para mi blog, tenía que honrar la obra como público al fin y al cabo. Sea como fuere, dejé de escribir, dejé de comunicarme conmigo mismo, dejé de esforzarme en mí. 

Esto de escribir es importante-me digo. Mis “frikadas” siguen sin ser interesantes. Las pretensiones del blog eran difundir un poco las obras de teatro y que la gente lo leyera a ver si sonaba la flauta y entonces de repente te llamaba el diario local a que le escribieras críticas. Adelanto que eso no pasó. La cuestión es que empecé muy fuerte, muy duro conmigo mismo. Deseoso, como siempre de teatro, pero con unas aspiraciones irrealistas. No sabía ni papa de teatro en realidad.

Ahora tras tres años dirigiendo y muchos otros en la actuación sin olvidar lo más importante, tras muchos años como público, me veo en la necesidad de escribir este blog. Será en esta ocasión de forma desentendida y coloquial, intentando exponer lo que surja de mis ideas y reflexiones. Tratando de ser subjetivo y objetivo al mismo tiempo. Procurando contar anécdotas y obras de teatro por igual, estas siempre van de la mano. Así que ¡Hagan ruido, reabrimos las puertas de nuevo! Pero no se preocupen, en este teatro, la entrada es gratis.


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