martes, 31 de enero de 2017

En un lugar del 2016

Hace unos días leí una opinión de un portal de teatro que sigo online. Uno de los críticos de opinión o columnista,  describió algo así como lo “bueno” de lo que él había visto en los escenarios madrileños, que es donde él vive, parece ser. Evidentemente, bajo su punto de vista, y de una manera subjetiva, exponía las obras que le habían marcado y porqué, añadiendo algún que otro enlace. Nuestra entrada no irá sobre su columnita. Brillante espectador, no se preocupe. El caso es, que leyendo esta opinión me quedé sorprendido, casi alterado por la poca cantidad de obras que han conmemorado este año los grandes genios de la literatura, Cervantes y Shakespeare. Al menos, la poca cantidad que él había visto.

Por eso, me he propuesto comentar las que he podido presenciar como público a lo largo de todo este año,  y aparte, comentar de paso las que me hubieran gustado ver. Hacer una muestra cronológica de las mismas, sería un poco loco prácticamente espeluznante teniendo en cuenta mi mala memoria. Así que va a ser un poco baturrillo. Pero no se vaya querido público. Piense simplemente que se trata de una obra de sketches, y que le muestro cada obra en poco minutos, así tendrá la ventaja de que si no le interesa alguna, puede pasar a la siguiente. ¿Le parece?


Hamlet de la Compañía nacional de Teatro Clásico

Puede que el Hamlet de Miguel del Arco, co-producido por CNTC y Kamikaze producciones fuera la primera obra shakespeariana que presencié en el 2016. Tuve la suerte de poder asistir con mi padre a un asiento de butaca en el Gran Teatro Falla. La obra se componía de siete u ocho actores que iban doblando personajes con una maestría coral que solo puede apreciarse con las obras de Miguel del Arco. Jugando con una escenografía impactante, por su actualidad, y con una luminotecnia sombreada, la obra sorprendía por el ritmo escénico y la fuerza emotiva entre estos. La musicalidad escénica estaba compuesta por una armonía en la que todo encajaba perfectamente y el texto Shakespeariano se hacía interesante aun conociéndolo.

El texto estaba representado con una veracidad clásica propia de las producciones de la compañía, y esto fue un arma de doble filo, ya que al principio del Acto V, podían haber transcurrido perfectamente dos horas, faltando la última media hora. Se me hizo larga, pero no porque la obra fuera mala, de hecho el último acto es el que guardaba más sorpresas con una increíble coreografía a espadas en la que todos los actores estaban involucrados. Si no porque, desde mi punto de vista, no estamos acostumbrados a producciones tan largas.

Aun así querías ver el asesinato de Claudio, el tío de Hamlet. Interpretado por Daniel Freire, el actor hacía tanto del padre de Hamlet como del tío, dando una lectura extra a la obra. Me quedo con el desconcertante momento en el cual Ofelia (Ángela Cremonte), totalmente enloquecida, sale con un minikaroke (creo que se llaman) diciendo versos despeinada y con la cara mal traída de haber llorado. Fue una escena impactante, que no guardaba mucha relación con la estética anterior, pero fue innovador y arriesgado. Y creo que no puedo decir lo mismo de las últimas escenas, en las que ya se notaba que la energía fluía por sí sola y todo estaba dirigido a la inminente tragedia. Tampoco me atrajo el vestuario, el cual estaba correcto simplemente, al igual que la interpretación de Israel Elejalde, que hacía del príncipe de Dinamarca. Fue una gran actuación, no me malinterpreten, pero en numerosas ocasiones los secundarios le superaban. La mano de Miguel del Arco se notó en la producción, y creo que es un must see del teatro, como todo lo que hace la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Prácticamente no hay otra compañía que se dedique a lanzar clásicos teatrales con grandes presupuesto, de buenos directores y actores conocidos y que estén llevados a escena con tanto valor como sus producciones.


La Cervantina de Ron Lalá

Aprovechando el elogio de la CNTC, podemos pasar a la siguiente coproducción con la compañía Ron Lalá. La CNTC aprovechó el bicentenario para hacer ambas coproducciones, una para cada autor. Aquí el homenajeado es Cervantes, en todo su esplendor. Decir que, no puedo ser muy objetivo con esta producción, ya que he ido a verla dos veces, inusual sobre todo por la falta de comunicación y tiempo. Aun así la vi por primera vez en Toledo en Noviembre y por última en Diciembre aquí en el Gran Teatro Falla, asiento de gallinero. Sinceramente me molestó un poco la ausencia de público, yo pensaba que iba a tener el teatro rebosando, con una cola hasta la siguiente plaza, y no fue así.

Para quién no lo sepa, cinco actores-músicos dirigidos por Yayo Cáceres investigan sobre los textos Cervantinos en esta hilarante obra en la que al salir deberían regalar versiones de las novelas ejemplares de Cervantes, porque te dan ganas de leerte hasta sus libros de cuentas. Desde mi punto de vista, guarda bastante relación con Les Luthiers, sketches cómicos uno tras otro unidos por canciones propias cómicas. La interacción con el público juega un factor importante y raro es que nadie sepa seguir la letrilla de No hay vacuna ni aspirina…

Álvaro Tato compone el texto para la compañía en la que también actúa, y éste consigue un texto colorido y diverso mediante juegos de improvisación y lecturas cervantinas. Eligiendo las historias que más juego escénico pueden ofrecerles, organizan el espectáculo no solo homenajeando a Cervantes, sino también a sus temas principales como pueden ser  la libertad o la moral. Al mismo tiempo, tratan los temas actuales con numerosos anacronismos y gags para deleite de todo tipo de públicos. Tanto los actores como la composición de la obra sorprenden      al espectador, siempre deseoso de más. Considero que es la mejor obra que ha podido hacerse sobre Cervantes este año, pero bueno, vayan ustedes mismos a vivir la experiencia.




Sueño de una noche de Verano por Metatarso Teatro

Aunque sea una de las comedias más representadas de Shakespeare, Sueño de una Noche de Verano dirigida por Dario Facal, es una de las obras mejor traídas a escena este año de Shakespeare. Sin presentar una verdadera innovación  en la obra, hecho que difiere de la trayectoria de la singular compañía, sabe representar con maestría el genio poético shakespeariano con una energía propia a las representaciones de los propios nativos. Esta obra que mezcla sueño y realidad, estaba formada por unos actores que también doblaban personajes pero que tenían al mismo tiempo una conexión entre ellos. Unían los tres mundos de cada trama: Bosque-fantasía, Teatreros-verosimilitud y Atenienses-Realidad con una armonía que no había apreciado nunca en una simple lectura de la obra.

Emilio Gavira está magnífico haciendo de Puck para la compañía, y en general todos los actores trabajan coralmente en sus dos o tres personajes viéndolos trabajar en diversos registros a cada uno de ellos. Aunque su coreografía fuera espectacular, no podemos decir lo mismo de la escenografía, la cual dejaba mucho que desear con una inmobiliaria pesada y casi propia del siglo XIX cuando realmente el vestuario seguía ambientado en la Atenas mitológica de Teseo. Además de que la obra estaba vendida como en 3D, y a la entrada pues te daban unas gafitas de estas de 3D del malo, con el plastiquito rojo y azul, y de vez en cuando se podía apreciar al fondo una imagen en grande a través de telas que funcionaban con las gafas. Para mi gusto, las gafas le quitaban el colorido natural de la obra y los vestidos y creo que nadie logró apreciar el 3D.

Ha sido la mejor versión de la obra que he visto, con una sensualidad presente a lo largo de todo el Sueño de la obra, que es como debe ser, una experiencia fantástica e imaginativa, que al mismo tiempo plantea dudas y haga reflexionar al espectador a través de esta impactante producción que abre los sentidos. Comentar además que la obra fue vista en Almería y gracias a las Jornadas de Teatro de Siglo de Oro, aquí a Cádiz no se ha acercado ninguna producción de la compañía, hasta donde tengo noticia.



El Retablo de las Maravillas por Morfeo Teatro

Esta también pudimos verla en Toledo. Uno de los entremeses más famosos de Cervantes, estaba enlazado con dos entremeses más, así como a modo de conclusión para contar aparte pues las ideas o los miedos que podría tener el autor sobre sus personajes. Digamos que trataba de hacer una versión más crítica sobre los entremeses, en lugar de tan solo centrarse en El Retablo de las maravillas.

Sinceramente, me gustó mucho la propuesta de la obra, hasta que termina la historia del entremés que prometen en el título, para meterte al propio Cervantes en escena y añadir una hora más de representación (malditos empresarios teatrales). Las actuaciones estaban todas correctas, aunque la escenografía fue un poco churrasco, ya que parecía sacada de los cuadros de Picasso, y esto, aunque guarde mucha relación para el director con la obra, no la guarda para el espectador, y en muchas ocasiones parecía una estética reciclada de otra producción anterior de la compañía.




Miguel Will de 13 entre L y M

Esta obra de José Carlos Somoza, fue representada también en el Teatro de Rojas de Toledo. Al no ser una obra de los autores, permítanme comentarle un poco el argumento. Nuestro autor Shakespeare tras leer el Quijote de Cervantes, pretende hacer una obra titulada Cardenio, prontamente empieza a tener problemas para representarlo, ya que este personaje debe ser bufón y caballero al mismo tiempo. La obra trata sobre este episodio más o menos real de la vida de William Shakespeare en la que empieza a tener dudas existenciales sobre la creación de su Cardenio.

Si bien la propuesta textual fue interesante, la obra fue bastante aburrida, llena de juegos escénicos y guiños a ambos autores que no tenían ningún sentido ni para el espectador ni para nadie. Una obra pretenciosa y mal dirigida, que partía el escenario en dos, siendo la derecha el Teatro del Globo y la izquierda la habitación del autor. Al mismo tiempo, algunos diálogos  no se entendían y había momentos de tensión rotos por el poco trabajo de mesa realizado.


La ruta de Don Quijote por la compañía Noviembre

En esta obra en la que se nos presenta la ruta del Quijote según el recorrido que siguió el propio Azorín, se asiste a un viaje a través de un monologo interpretado por Arturo Querejeta. La propuesta de Eduardo Vasco, trae una musicalidad interna que a través de recursos escenográficos y maquinaria sabe situarte perfectamente en la España de principio del siglo XX mediante las reflexiones del esperpéntico. No es un monólogo para nada aburrido y cuenta con muchas sorpresas y actualidad para estar ambientado en su propio contexto.

La gente no sabe ir al teatro. Justo antes de acabar la obra en el teatro de Rojas, en Toledo, ya estaba la gente aplaudiendo, no sé si de la emoción o por postureo. El caso es que no dejaron un segundo de silencio necesario para acabar la figura del actor en la escena, como debería haber sido según lo planeado por el director. El público se adelantó una vez más a aplaudir.



Algo de un tal Shakespeare por Los Tristes Tigres

Creo recordar que es lo único que ha venido de Shakespeare en este FIT de 2016. La propuesta por la compañía mexicana fue un espectáculo sobre varias obras de Shakespeare. A partir de improvisaciones y usando los textos más populares como Titus Andronicus, Romeo y Julieta o Macbeth, asistimos a las mayores locuras realizadas en un escenario a partir de dinámicas un tanto peculiares. Por ejemplo, al contarte la obra de Romeo y Julieta, los actores se dedican a cortar y pelar frutas y diversos alimentos con el fin de disfrazar a cada uno como si fuera un personaje. Haciendo como un juego de marionetas, disfrazan los alimentos para darle un toque más humorístico a la tragedia de Verona.

Sinceramente, la primera media hora no podía aguantar las risas, luego se hacía un poco pesado el mecanismo del divertimento por el divertimento. Todo es muy bruto e impactante, en donde solo dos actores te están contando las distintas obras. Llenos de energía y de despreocupaciones por el respeto poético a las obras, crean un espectáculo perfecto para todo tipo de público iniciado en la obra literaria del autor.

Y hasta aquí, los títulos de las obras homenajes que recuerdo haber visto este 2016. Me hubiera gustado ver también el Ricardo III, de la compañía Noviembre interpretado por Arturo Querejeta y dirigido por Eduardo Vasco, como su producción paralela cervantina. Y alguna otra, cuya compañía y obra no recuerdo. Por último hacer mención especial a la obra que nosotros mismos hicimos.



Tercenario de Esperando Teatro

Basándonos un poco entre ficción y realidad, producimos este pequeño homenaje en el que un periodista quiere sacar una obra homenaje para ambos autores. Al estar ambientada en la primera Guerra mundial, no se pueden hacer los homenajes debido a que España por aquel entonces era neutral a la Guerra.

Lo cierto es que no puedo ser subjetivo con la obra que nosotros mismos producimos. Uniéndonos al carro de compañías que se han interesado por descubrir a los autores más de cerca, solo queda decir que la experiencia fue muy grata, y creo que todos los integrantes nos quedamos con ganas de más.


Y para finalizar, optar por el visionado de la Clausura de este nuestro IV centenario de la muerte de Cervantes presentado por Concha Velasco. 



domingo, 22 de enero de 2017

Vuelve al escenario

Llevaba años queriendo retomar la actividad de este blog. Ni siquiera recuerdo los motivos que me impulsaron a dejarlo. Hace prácticamente tres años cuando escribí la última entrada. Era sobre Un tranvía llamado deseo, lo recuerdo bien, yo estaba en una estancia Erasmus allí en Potsdam, cerca de Berlín. En uno de  mis paseos a la facultad, o mejor dicho, en uno de mis paseos a la biblioteca; encontré un ejemplar de la obra bastante antiguo. Siempre me ha gustado la historia que tiene un libro (tal vez pueda comentar en otro post algunas de las que he encontrado). El caso es que esta edición, encuadernada con una cubierta de piel rojiza, estaba sellada por la Armada de los Estados Unidos. Este dato me motivo mucho para su lectura, y de hecho, le conté la casualidad, o el encontronazo si se prefiere, a todo el mundo con el que mantenía una estrecha relación. Tus “frikadas” no interesan a nadie- me dije.

Bibliófilos créanme, hay libros que es mejor tener uno mismo. De hecho, si tuviera que enumerar brevemente las tres reglas del buen bibliófilo diría:
-No prestar (que no los devuelven)
-No rechazar (cualquier libro es bueno, si alguien te lo regala será… será por algo)
-No ordenarlos (¿para qué?, si vas a adquirir dos nuevos mañana de otra editorial y no vas a saber cómo ni dónde ponerlos)

Como puede apreciarse, parece que el autor de este blog tiene más inquietudes de las que debería. Es por eso que prácticamente en la misma fecha que escribí la última entrada de este blog empecé otro. Me sentía bastante solo en aquella época y parece que necesitaba mostrarme algo a mí mismo y a los demás, o al menos transformar todo el tiempo que gastaba de ocio en algo productivo. Si este blog trataba solo sobre teatro, el otro pretendía ser sobre videojuegos y literatura, también cine, aunque es cierto que no le echo tanto tiempo a ese hobby. Este es el enlace a aquél blog: http://alterminarelcafe.blogspot.com.es/. Realmente esto viene a que tuve la suerte de conocer a un psicólogo granadino el cual estaba muy metido en cultura. Él siempre decía que había que cultivar solo tres artes porque era imposible llevar al día más. Para él eran: la música, el cine y la literatura. Bien-me dije- los míos son: teatro, literatura y videojuegos. Ahora no es así, han pasado tres años. No juzguen.

Resumiendo, dos blogs, uno de literatura y tonterías varias para aprovechar el ocio y el otro sobre teatro, el cual tiene unos productivos intervalos temporales. Es cierto, antes de irme de Erasmus me dio muy fuerte por la lectura de obras teatrales, podía leerme una al día y hacer su correspondiente entrada. Eran de cualquier género o estilo, desde Dario Fo hasta Marlowe. Eso fue motivado tras un fracaso, podría decirse grupal. Varios compañeros de teatro junto conmigo intentábamos hacer teatro en Cádiz, la ciudad en la que vivo, y todo lo que había parecía sabernos a poco, al menos a mí, quien deseaba con locura hacer una obra: La Cantante Calva.

Justo antes de ir a mi estancia en Potsdam, reuní unos colegas con más o menos experiencia teatral y leímos la obra. Les encantó y decidimos montarla en cuanto volviera a España. Y así lo hicimos. Cree el grupo Esperando Teatro en Alemania, su email y su planteamiento ideológico y, extrañamente, el correo sigue apareciéndonos en alemán. Se estrenó el 30 de Mayo de 2014 y desde ese día no he parado de pensar en futuros proyectos teatrales para hacer con este grupo, el cual desde mi punto de vista, a veces tiene unas expectativas y unas pretensiones muy altas para ser teatro aficionado, pero creo que aprendemos mucho y nos lo pasamos muy bien. A nivel personal, y profesional el grupo nos ha enriquecido a muchos durante estos tres años en los que hemos montados cuatro obritas.

Recuerdo cual iba a ser mi próxima entrada para el blog: Una segunda entrada sobre La ópera de tres centavos o Die Dreigroschenoper. Motivado por contar mi experiencia de cuando fui a la cuarta fila de butacas del Berliner Essemble, el teatro de Brecht, para ver esta obra dirigida por Bob Wilson, ni siquiera sabía que lo que estaba presenciando estaba tan reconocido, no sabía quién era el director, ni los actores ni nada. Solo sabía que quería ver la obra en ese teatro y sinceramente fue un verdadero choque de emociones, incluso teniendo en cuenta que la obra estaba en alemán. Me pasó un poco como a Juan Mayorga cuando presenció aquella producción coreana. Cuando llegué a casa me senté en el ordenador, procuré escribirle una entrada, quería contar lo que había visto, las sensaciones que había tenido, lo inverosímil que era la iluminación, las formas imposibles de la escenografía, la clara imagen de la sombra de una persona, quería describir cómo era el teatro, por dónde me perdí en el descanso, cómo era las gorras de Brecht que vendían en la taquilla, cómo era el público e incluso le cambié el título al blog por haber podido estar en esas butacas. Simplemente no pude, no pude ni una palabra. Creo que me sentí solo por haber presenciado algo que para mí, en ese momento, fue la mejor obra que había visto en mi vida. Quería que la gente lo conociera, pero no le veía la utilidad. No me entenderían-me dije- y dejé verle utilidad al blog. El vídeo que os dejo es un poco..."piratilla"


Probablemente estas sean las causas por las que dejé este lugar de encuentro. Evidentemente jamás dejé la lectura de novelas de gasolinera, ni de obras dramáticas, tampoco los videojuegos (¡ahora hay videojuegos tratados como verdadero arte!). Tal vez el comienzo del otro blog me supuso demasiado tiempo. Tal vez dejé de leer obras de teatro que verdaderamente me llamaran la atención. Quizás el grupo de teatro me ha robado más tiempo del que esperaba en un principio. Puede que la obra de Bob Wilson me dejara desear una aspiración mayor para mi blog, tenía que honrar la obra como público al fin y al cabo. Sea como fuere, dejé de escribir, dejé de comunicarme conmigo mismo, dejé de esforzarme en mí. 

Esto de escribir es importante-me digo. Mis “frikadas” siguen sin ser interesantes. Las pretensiones del blog eran difundir un poco las obras de teatro y que la gente lo leyera a ver si sonaba la flauta y entonces de repente te llamaba el diario local a que le escribieras críticas. Adelanto que eso no pasó. La cuestión es que empecé muy fuerte, muy duro conmigo mismo. Deseoso, como siempre de teatro, pero con unas aspiraciones irrealistas. No sabía ni papa de teatro en realidad.

Ahora tras tres años dirigiendo y muchos otros en la actuación sin olvidar lo más importante, tras muchos años como público, me veo en la necesidad de escribir este blog. Será en esta ocasión de forma desentendida y coloquial, intentando exponer lo que surja de mis ideas y reflexiones. Tratando de ser subjetivo y objetivo al mismo tiempo. Procurando contar anécdotas y obras de teatro por igual, estas siempre van de la mano. Así que ¡Hagan ruido, reabrimos las puertas de nuevo! Pero no se preocupen, en este teatro, la entrada es gratis.